No es sino el verde el color de la envidia.

miércoles, 26 de enero de 2011

Porque


"(...)casi todos los niños son poetas, es decir, tienen con frecuencia un sentido bastante profundo del misterio; están en un mundo un poco como extranjeros que llegan a un país en el que nunca habían puesto los pies, y miran a su alrededor con mucho asombro. El objetivo de la educación es hacer desaparecer poco a poco este asombro explicándole al niño el sentido de lo que lo asombra. Y poco a poco crece y se siente totalmente a gusto en un mundo en el que ya nada puede asombrarlo. Y así es como mueren los poetas. El poeta es esencialmente un hombre que ha conservado en el fondo de sí mismo el sentido del misterio y la capacidad de asombro. Para un gran poeta, el mundo es nuevo cada mañana. Todos fuimos grandes poetas cuando teníamos una edad de la que con trabajos nos acordamos, y cada vez que un aspecto del cielo, o del agua, o de la tierra nos sorprende y nos arroja en esa especie de tristeza agradable que es una forma del asombro, es el poeta asesinado el que se mueve apenas en su tumba(...)"

En negro.


Y la oscuridad despegó del suelo ascendiendo por los aires llevándose consigo la poca luz que atisbaban mis ojos, cobró forma de mujer, lánguida oscura de tez blanca y fría como el invierno, se contoneaba como si una mística melodía sonara tras sus pasos, su mirar triste, melancólico me absorbía la felicidad, su negra melena describía una perfecta danza en sintonía con el viento, su vestido cobraba extrañas formas que a veces parecían animales, el frío desierto de nieve parecía estar atento sólo a ella, a su mirar, al movimiento circular de sus dulces manos, el embrujo de su presencia me hacía evadirme, era como una droga que hacía olvidar los problemas, que simplemente se encontraba allí como un enorme misterio de la vida que nadie hubiera sabido responder y que sin embargo contemplaba con una sencilla tranquilidad. Si existía peligro o no ante su presencia no lo descubriría jamás pues pronto se desvaneció al igual que había aparecido y la luz comenzó a inundar la nieve, cegándome por completo, es todo lo que puedo relatar, lo que pasó después no lo quise recordar porque cuando desperté me encontraba en una limpia cama de hospital, mi madre lloraba diciendo: ¡Ha despertado!

El coma había robado tres años de mi vida de los que no tuve noticia ni de mí mismo, a día de hoy no tengo claro qué me pasó ni por qué, sólo se que para mi fuero unos segundos de sueño lo que fue una larga tortura para los que me querían.